Carmen López Arias nació en Albalate
de Zorita (Guadalajara), en el año 1938, a finales de la Guerra Civil Española.
La
infancia y juventud de mi abuela transcurrieron en su pueblo natal y en
Esquivias (Toledo). Eran tiempos muy difíciles, con escasez de alimentos y
cosas necesarias para la subsistencia. Pasaban muchas dificultades en el día a
día.
Su familia se dedicaba a la
agricultura, tenían animales para la labranza y trabajaban muy duro. Tenía
cuatro hermanos, tres mujeres y un
hombre.
En aquella época trabajaban tanto
niños como adultos en el campo o donde fuera necesario. Como no existía la
Seguridad Social y había pocos recursos, la mortandad era muy
alta a cualquier edad. Cualquier enfermedad que ahora tiene cura, en aquellos
años, acababa con la vida de las persona.
Cuando mi abuela tenía diez años,
murió su padre. También murieron su hermana mayor y su hermano a causa de una
enfermedad. Mi bisabuela Bernabea se vio en la necesidad de criar y mantener a la familia sola. Entre
otras cosas tuvo que contratar a un señor para que le ayudara con los animales
y la labranza porque ella sola con tres
hijas no podía atenderlo todo. La hermana mayor de mi abuela tenía edad para
ayudarla y trabajar en el campo, la pequeña ayudaba en la casa. Mi abuela era
la mediana. En aquella época las mujeres aprendían a coser y hacer otras
labores.
Como se le daba muy bien la costura,
mi bisabuela pensó que lo mejor para ella y la familia era que fuera a una
academia a sacarse el título de modista, así podría ayudar y forjarse un
futuro. Para ello tenía que marchar a otro pueblo y, como las distancias eran
tan largas porque no había buenas carreteras ni transporte, era muy duro tener
que alejarse de la familia.
Mi bisabuela tenía un hermano, Pablo
Arias, que era sacerdote y vivía en
Esquivias (Toledo), otra provincia alejada de Guadalajara. Un día, hablando con él de la idea de mandar
a la niña (mi abuela) a estudiar fuera, Pablo le dijo a Bernabea que, en lugar
de enviarla a un sitio donde tuviera que estar sola, que la dejara ir con él a
Esquivias; se haría cargo de ella como
un padre y podría estudiar allí. Mi
abuela Carmen tenía quince años por aquel entonces. Se fue a vivir con su tío.
Iba contenta pero sabía que echaría de menos a su madre porque
se iba lejos y sólo podría volver al pueblo una vez al año. Al principio fue
duro pero más adelante se acostumbró a estar con su tío. Pablo la quería mucho,
era una gran persona. Mi abuela se encargaba de hacer las tareas domésticas, le
ayudaba con la limpieza de la iglesia, le preparaba la sotana, que tenía una
tela especial y no se podía lavar, requería de ciertos cuidados para limpiarla.
Hacía todas las tareas que haría una mujer de aquella época pero siendo una
adolescente, una gran responsabilidad para la edad que tenía. También iba a la
academia, bordaba, cosía y aprendía a
cocinar con una señora de Esquivias. Esto último era importante porque a la
casa del tío Pablo asistían muchas personalidades de diferentes clases, tanto
obispos y sacerdotes, grandes jefes de la empresa de Cementos de Madrid, como personajes
cultos de la época. Uno de los que iba con frecuencia era el periodista,
biógrafo y escritor D. Luis Astrana Marín.
Pablo hizo mucha amistad con Astrana
Marín. Este buscaba información sobre Miguel de Cervantes, para escribir su
biografía. Cervantes vivió y se casó en
Esquivias. Allí se inspiró para escribir El Quijote. Se casó con Catalina de Palacios en la iglesia parroquial
de Esquivias. Como en la sacristía se conserva el libro de matrimonios, Pablo
buscaba documentación para ayudar a Astrana Marín con la biografía de
Cervantes.
La casa donde vivió Cervantes se
conserva actualmente como Casa-Museo.
Luis tenía un hijo que le ayudaba
junto con otros dos periodistas en su búsqueda. Iban a visitar a mi abuela porque eran jóvenes
y pasaban ratos charlando. Mi abuela cuenta como anécdota que el hijo de Luis
viajaba a Colombia y le traía café para ella y su tío Pablo. Aún recuerda el
sabor y olor de ese rico café.
También cuenta que la madre de unos
de los jefes de la Fábrica de Cementos de Madrid la iba a visitar de vez en
cuando porque la tenían en gran estima, ya que era muy trabajadora y amable.
Todo esto influyó positivamente en
mi abuela. Tuvo la oportunidad de tratar con gente muy diversa y optar a otra
clase de vida que no era la del campo.
Allí pasó tres años muy felices.
Después el tío Pablo decidió pedir traslado para estar más cerca de la familia.
Lo destinaron a Bolarque, a pocos km de Albalate de Zorita. Como ya estaban
cerca de su pueblo, mi abuela pasaba más tiempo con su madre y sus hermanas.
Mi abuelo Jesús, que también era de
Albalate, conocía a la familia de mi abuela desde pequeño. Coincidía con mi
abuela en los bailes de la época donde entablaban conversación. Tras unos años
de cortejo, se hicieron novios.
Cuando decidieron casarse, mi abuela
dejó de vivir con su tío, al que adoraba, y para seguir acompañándole y
ayudarle, su hermana pequeña, Adoración, fue a vivir con él.
Mi abuelo pasaba muchas horas con el
tío Pablo porque le instruía y podía leer muchos libros gracias a la gran
biblioteca que conservaba.
Pablo dio su bendición a Carmen y
Jesús para que pudieran casarse y transcurrieron unos años muy bonitos.
Carmen se casó con Jesús a los 21 años .
Su boda fue especialmente emotiva
porque, gracias a la condición de cura de su tío, el Papa Juan XXIII envió un
documento dando su bendición a la boda. Ese documento se leyó durante la
ceremonia. Mi abuela recuerda que las personas que estaban en la iglesia
lloraban de emoción. Todavía lo conserva en buen estado.
Tuvieron a su primera hija, Mª
Jesús. Cuando esta cumplió los cinco años, decidieron ir a vivir a Madrid.
Luego tendrían cuatro hijos más.
Mi abuelo trabajaba en una empresa
que se llamaba Pegaso, donde fabricaban
camiones, y en la Editorial Susaeta.
Mi abuela, como ya era modista,
cosía para mucha gente, era una gran profesional. Cosía para mucha gente, como
algunas familias influyentes de Madrid. Con
el tiempo se hizo profesora de costura y dio clase durante muchos años. Sus
alumnas la querían mucho y todavía tienen relación con ella. El salón de su
casa se convertía en un taller todas las tardes. Hacían patrones, cosían y
aprendían muchas cosas. También se hacían lazos de amistad.
Tuvo que dedicarse también a ser
empleada de hogar, durante unos años.
Se jubiló pero siguió trabajando
mucho en su casa y cuidando de todos.
Mi abuela y mi abuelo vivieron
muchos años felices.
Un año, a mi abuelo le dio un
infarto y estuvo a punto de morir. Con
el tiempo, tuvo que jubilarse por enfermedad. Mi abuela trabajaba mucho: entre
los hijos, la costura y otras cosas, la pobre tenía poco descanso.
Sacaron a sus hijos adelante y
fueron muy buenos padres.
Pasaron los años y a mi abuelo le
diagnosticaron cáncer de colon. Fue un duro golpe para todos. Mi abuela se
dedicó a cuidar a mi abuelo hasta su
muerte.
Actualmente vive en Madrid, tiene 81
años y, aunque tiene muchos achaques por
la edad y por todo lo que trabajó, todavía tiene energía para hacernos
nuestra comida favorita cuando vamos a verla.
Darío Casado Corralo.
2º de ESO
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