Mi abuela paterna se llama María
Vicenta Fernández Granda, pero ella prefiere que la llamen Mari. Nació el 29 de
Diciembre de 1934 en un pueblo que se llama Grameo que pertenece a Santa Cruz
de Mieres. Su padre murió en la Guerra Civil Española, cuando ella tenía 4
años. Fue entonces cuando su tío Celestino (hermano de su padre), vino a vivir
con su madre, ella y su abuelo Manuel. Su madre era ama de casa y su abuelo,
sastre.
Dejó la escuela a los 14 años. Me contó
que se le daban mal los acentos y siempre le mandaban repetir la misma frase
“en tiempo de los Apóstoles, eran los hombres bárbaros y subían a los árboles y
cogían a los pájaros”. Jugaban al cascajo, el escondite, la comba y el cartón (dibujabas
un círculo en el suelo y tenías que tirar un cartón. Ganabas si el cartón caía
en la raya del círculo).
En su casa no tenían televisión ni
radio y tampoco se leían periódicos. Al quedar tan pronto sin padre, ayudaba a
su madre en las tareas de la casa, lavar la ropa en una fuente, atender el
ganado, etc. También fue cocinera en un campamento de verano para niños.
Cuando se casó, tenía 19 años y tuvo 5
hijos, el primero de ellos con 20 años. Vivió en Grameo en su casa de siempre,
y después se mudó al pueblo de Santa Cruz de Mieres donde cuidó de su madre
hasta que se murió.
Mi abuela quedó viuda un año antes de
nacer yo. Creo que este fue el momento más triste de su vida hasta el día de
hoy.
Admiro mucho a mi abuela “Mari” por la
vitalidad que tiene y lo trabajadora que es. La quiero muchísimo.
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