Mi abuela se llama Celedonia Argüelles Fernández y
nació el 3 de abril de 1949 en Pedrova, a las afueras de Mieres, en una casita
entre campos empinados y manzanos.
Sus padres tuvieron cuatro hijos: dos chicas y dos
chicos. Ella ocupa el tercer lugar entre sus hermanos.
Cuando era pequeña, en su casa vivían muchas
personas: sus padres, sus abuelos maternos (los abuelos paternos ya habían
fallecido), ella y sus hermanos. Además vivían también con todos ellos dos o
tres “posaderos”, que eran personas que venían a trabajar en la mina y pagaban
por quedarse en la casa.
La madre de mi abuela (mi bisabuela) trabajaba sobre
todo en casa, cuidando de la familia y de los posaderos. El padre de mi abuela
(mi bisabuelo) trabajó primero en la mina, era entibador, y después como
acomodador en el Cine Capitol, cine que hubo aquí en Mieres pero que ya no
existe.
La escuela a la que iban ella y sus hermanos estaba a un kilómetro de su casa, e iban andando siguiendo la vía del tren. En aquella
época estaban separados niños y niñas tanto en las clases como en el recreo. En
la clase de mi abuela eran 40 niñas, todas vestidas con su mandilón blanco.
Jugaban a la comba, al pañuelo, al escondite...
Cuando ella tenía siete años, se marcharon de Pedrova y
se fueron a vivir a un piso en el casco urbano de Mieres, piso que le tocó a
sus padres y que formaba parte de unas viviendas hechas por el gobierno para
familias humildes.
Pasó al Instituto con 11 años y siguió estudiando
hasta terminar la carrera de Magisterio.
A la escuela de Magisterio iba en tren o autobús.
También estaban separados chicos y chicas. Estudió con beca y, como el dinero
era escaso, si perdía el tren, se pasaba el tiempo sentada en la estación
muerta de frío, ya que no le sobraban monedas para poder tomarse un café
mientras esperaba.
Empezó a trabajar como maestra a los 22 años en un
pueblo del concejo de Quirós. Se tenía que quedar allí toda la semana ya que
para llegar a ese pueblo tenía que caminar por el monte durante una hora y
media por un sendero solitario.
Cuando mi madre era pequeña, empezó a trabajar en un
colegio de aquí de Mieres, el colegio público Santiago Apóstol, y allí estuvo
hasta que se retiró.
Mi abuela con mi madre |
Vive actualmente en el mismo piso que compró junto
con mi abuelo cuando se casaron, aquí en Mieres, cerca del piso de mis
bisabuelos, ya que tanto ella como mi abuelo trabajaban fuera y mis bisabuelos
la ayudaban en el cuidado de mi madre y mi tía.
Actualmente tiene dos nietos: mi hermana Emma y yo.
Su ciudad, ha cambiado mucho en el transcurso de su
vida. Antes apenas había coches por las calles, no había tantas tiendas pero sí
había cuatro cines que generalmente se llenaban de gente.
Recuerda que jugaba en la calle sin ningún temor y
que los trenes que llevaban el carbón de las minas atravesaban la villa de
Mieres.
Los momentos más felices de su vida eran los paseos
que daba, en su infancia, de la mano de su bisabuela y de su hermana hacia la
plaza los domingos, y las tardes en la playa de Viveiro con mi abuelo y sus
hijas cuando eran pequeñas en los días de verano.
Hoy añora a los que ya se han ido: sus abuelos, sus
padres,... y especialmente a mi abuelo Paco, su marido, fallecido debido a un
cáncer hace cuatro años.
Y esta es, a grandes rasgos, la historia de mi
abuela, un trabajo que me ha servido para conocer datos de su vida que antes no me había parado a pensar ni a
preguntar.
Daniel Blanco Fernández. 2º de ESO
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