"LLa lengua nace con el pueblo; que vuelva a él, que se funda con él, porque el pueblo es el verdadero dueño de la lengua". Miguel Delibes a lengua nace con el pueblo; que vuelva a él, que se funda con él, porque el pueblo es el verdadero dueño de la lengua". Miguel Delibes

martes, 21 de marzo de 2017

LA ISLA DE LOS ESPEJOS

Ulises, después de evitar la isla de las sirenas, solo disponía de un barco y tres hombres más, los cuales estaban terriblemente exhaustos.
Después de esquivar la isla, vieron una explanada de tierra muy brillante y decidieron navegar hasta ella, ya que parecía muy interesante. Tardaron más de la cuenta, ya que eran solo tres hombres y la mayoría de la comida del barco se había perdido.
A los tres días pisaron, finalmente, tierra y, perplejos, se fijaron en que la isla estaba compuesta por espejos. También pudieron observar que en esa isla no vivía nadie, por lo que había una extensa vegetación.
Ulises no se fiaba nada y reunió a sus hombres para diseñar un plan, pero cuando se disponía a llamarlos, uno de sus hombres salió disparado a por un par de cocos. El hombre, muy hambriento, iba corriendo lo más rápido que podía, pero al pasar por uno de los espejos y ver su rostro reflejado en él, se empezó a congelar poco a poco. Mientras, sus amigos, asustados, le preguntaban qué había sucedido y el hombre, a punto de morir congelado, solo les pudo decir “cuidado”.
Todos se querían ir inmediatamente de la isla hasta que recordaron que había un gran tesoro en una isla que hacían llamar “la isla del sol” por su continuo resplandor durante el día. Al recordar esa historia, decidieron hablarlo y llegaron a la conclusión de ir en busca del tesoro y regresar a Ítaca con un buen botín.
Durante varias horas pensaron cómo sería posible llegar hasta el centro de la isla, donde se encontraría el botín, sin mirar los espejos. Cada uno de ellos tuvo una idea diferente y decidió llevarla a cabo.
El primero de todos decidió caminar con los ojos cerrados, pero no le sirvió de nada, ya que se tropezó y abrió los ojos, viendo su reflejo en un espejo y muriendo inmediatamente después congelado.
El segundo, que era un hombre muy fuerte, decidió romper los cristales con una espada que tenía para así no verse reflejado en ellos. Pero cuando le dio el último golpe al segundo cristal, uno de los pedazos quedó a la altura de sus ojos, lo que hizo que viera su rostro y muriera congelado como los demás.
Ulises, el más inteligente, fabricó una capucha que solo le dejaba a la vista sus ojos, lo que le permitió poder ir a por el tesoro sin apenas riesgo, ya que al mirarse en los espejos no se veía reflejado, solo veía sus ojos. Gracias a eso, pudo llevar al barco todo el dinero antes de poner rumbo a Ítaca.

Álvaro López Fueyo. 4º ESO A

Profesora: Noemí González

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