RITOS FUNERARIOS DE LA ANTIGUA ROMA EN PLENO SIGLO XXI
Una nueva investigación nos ha podido mostrar los ritos llevados a cabo en la Antigua Roma, presentes todavía hoy en día.
Como toda sociedad compleja, la romana
poseía una gran variedad de rituales y creencias acerca de la muerte y la
posibilidad de otra vida. Algunas de ellas se han perdido para siempre, pero
otras han llegado hasta nuestros días adaptándose a las nuevas costumbres.
El pasado 24 de Septiembre, se llevó a
cabo una investigación realizada por AIER
(Asociación Interdisciplinar
de Estudios Romanos) en la cual, miles de historiadores
y voluntarios se desplazaron hasta Roma para poder desarrollar el estudio en
común.
Puesto que estos ritos
están presentes entre nosotros, nos hemos adentrado en la aventura de salir a
la calle para comprobar los conocimientos que poseen los ciudadanos sobre este
tema a la pregunta de “¿Qué ritos funerarios crees que hay en la actualidad que
estén relacionados con la Antigua Roma?”
Nos acercamos a una
señora, quien ronda los 50 años, y procedemos a preguntarle qué ritos
funerarios cree que existen en la actualidad relacionados con la Antigua Roma. La
mujer suspira intensamente y se santigua, acompañando a este gesto con las
siguientes palabras: “¡Gloria bendita! Esto no es para hablar en la calle. La
muerte es algo muy sagrado”. Después de esto, se marcha rápidamente sin
despedirse.
De 20 personas a las
que le hemos formulado la pregunta, solo tres nos han dado una respuesta
“correcta”.
Con esto, hemos
llegado a la conclusión de que hoy en día, tras miles de años, la muerte es
algo tabú en nuestra sociedad y que, además, gracias al estudio llevado a cabo
en Roma, sabemos que los
ritos y costumbres funerarios tuvieron una gran evolución a lo largo de la
historia romana.
Aun así, en el presente, se conservan
muchas de ellas y es nuestra labor, querido lector, explicarle un poco en qué
consistían estos ritos y costumbres.
Antes
del entierro, en casa del fallecido, se lavaba el cadáver y se le extendían
sobre el cuerpo sustancias aromáticas. Era un gesto de piedad y también una
medida higiénica. Desde hace unos años, mantener el cuerpo en la casa del
fallecido y darle culto ahí era lo más normal pero, hoy en día, se lleva el cuerpo
a un tanatorio.
El
difunto se exponía, cubierto de ramos y coronas de flores, en el atrio de la domus.
Empezaba entonces el velatorio, que reunía a amigos y parientes. En él, se
llevaba a cabo una acción curiosa, la conclamatio, que consistía en
llamar al difunto tres veces para asegurarse de que realmente estaba muerto.
El conocido detalle de poner una moneda en la boca para pagar a
Caronte, el barquero del Hades, solía ser propio de gente pudiente. Esta
costumbre ya no se lleva a cabo en la actualidad.
Había
dos tipos de entierro: la incineración y la inhumación.
La
primera era el ritual romano más extendido, mientras que la inhumación era más
propia de poblaciones como los judíos, los fenicios o los árabes. Poco a poco,
los romanos adoptaran la inhumación como forma de entierro, sin que entrara en
contradicción con sus costumbres. El Cristianismo adoptó esa forma de entierro y
la expandió por el Imperio cuando fue religión oficial, llegándose a prohibir
la incineración. En 1963, la Iglesia Católica levantó esta prohibición.
Para
incinerar al muerto, se le colocaba en una pira que ardía hasta que el cuerpo
quedara reducido a cenizas. A continuación, se depositaban estas en un
recipiente (urna),
y se enterraban en una tumba o mausoleo.
La
inhumación era el entierro con el cuerpo sin alterar, que se depositaba en un
agujero en el suelo y se cubría. Excepto los más pobres, la mayoría de romanos
enterraban a sus muertos en tumbas de obra, generalmente panteones. Los más
humildes se tenían que conformar con ser enterrados en cajas de madera.
A
partir del auge del Cristianismo –siglo II-, la inhumación fue en aumento y,
con el paso del tiempo, fue la única forma de entierro aceptada, ya que el
cuerpo moría pero el alma regresaba a Dios.
Las
tumbas más conocidas eran las fosas comunes, a las que iban a parar los más
pobres y estas eran seguidas por los Columbarium
-la traducción más
cercana sería "palomera"-.
Estos columbarios eran generalmente de
planta cuadrada, redonda o poligonal y los nichos se encontraban emplazados en
las paredes. Por supuesto que la calidad del columbario dependía de la clase
social de sus habitantes.
Era típico que, este tipo de tumbas
estuvieran ubicadas en los costados de los caminos: generalmente mientras más
importantes las vías, de mayor nivel social los miembros de las tumbas. Por ese
motivo, la Vía Apia se convirtió en el cementerio de una gran cantidad de
familias patricias.
Estas urnas y sarcófagos podían estar
construidas de metales preciosos o mármol, dependiendo del nivel económico de la
familia del difunto. También se ponían estelas con escenas de la vida cotidiana
y escenas mitológicas, las cuales estaban apuntadas a enfocar el significado de
la inmortalidad del alma y el paso de la vida terrenal a la vida después de la
muerte.
Los epitafios, placas que nos informaban
de la identidad del difunto, generalmente señalaban su nombre y fecha de
nacimiento, quién fue el que pagó por la tumba y qué relación familiar tenía
con el difunto. Las dos últimas características ya no existen en la actualidad.
Los familiares, en constante
recordatorio de sus antepasados, visitaban periódicamente las tumbas
depositando flores y distintos manjares. Hoy en día, existe el día de los
muertos, que se celebra el 1 de noviembre, festividad creada para honrar a los que ya no
están entre nosotros.
Además, era tradicional enterrar al
muerto con algunas de sus pertenencias. El ajuar funerario estaba compuesto por
elementos que describían su vida: sus herramientas o sus armas.
También lo acompañaban al más allá, ofrendas, ungüentarios, o estatuillas de
divinidades protectoras. Hoy en día, en el armario de algunas personas mayores,
se puede encontrar un traje elegante, guardado para cuando llegue el día de su
fallecimiento.
Rocío Losada Nevado.
1º de Bachillerato (Literatura Universal).
1º de Bachillerato (Literatura Universal).
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