"LLa lengua nace con el pueblo; que vuelva a él, que se funda con él, porque el pueblo es el verdadero dueño de la lengua". Miguel Delibes a lengua nace con el pueblo; que vuelva a él, que se funda con él, porque el pueblo es el verdadero dueño de la lengua". Miguel Delibes

sábado, 22 de octubre de 2016

LA AVENTURA DE LOS CLÁSICOS CON MARY BEARD

PERSEO SALVA Y SE ENAMORA DE ANDRÓMEDA

Perseo se encuentra a Andrómeda encadenada a una roca y, con todo su valor, la rescata de una muerte segura.
 
Según nos contó el héroe, él estaba realizando un largo viaje cuando llegó al país de Cefeo, en la lejana Etiopía. A los pies de un altísimo acantilado, pudo ver a una hermosa muchacha encadenada a las rocas. De no ser por el viento que agitaba suavemente sus trenzas, habría podido creer que se trataba de la preciosa obra maestra de un gran escultor. Su corazón empezó a palpitar con fuerza, el héroe se ha enamorado apasionadamente. Descendió hasta casi pisar la tierra, diciéndole a la preciosa muchacha: “¿Quién eres tú?¿Quién quiere que permanezcas encadenada?
La bella prisionera lloraba y sollozaba, pero finalmente confió en el joven y relató al héroe su historia: “Me llamo Andrómeda y soy la hija del rey de este país. Mi madre se pavonea  y afirma que es más  hermosa que todas las ninfas. Por este motivo, Poseidón, el dios de los mares y protector de las ninfas, se enfureció terriblemente, tanto, que produjo una gigantesca marea y envió además un terrible monstruo marino que nos destruyese a todos. Según el oráculo, mi padre me ha encadenado en este lugar para que sirva de comida al monstruo, sólo así podrá salvarse mi país.”
Mientras pronunciaba estas palabras, el suave ritmo de las olas fue transformándose paulatinamente en un salvaje fragor: las olas se encrespaban cada vez más para, al golpearse unas contra otras, partirse en dos. De  repente, del fondo de los mares surgió un monstruo horrendo. Era tan gigantesco que con su cuerpo cubría toda la superficie del mar. Sus guardaespaldas acudieron inmediatamente con el ánimo de salvarla, pero resultaba imposible prestarle ayuda.
Sin embargo, Perseo se propuso salvar a la bella muchacha, siempre y cuando sus padres se la concediesen como esposa. Los padres aceptaron la proposición, además de prometerle un reino. El monstruo se había ido aproximando cada vez más a la costa, quería su víctima. Pero Perseo, gracias a sus zapatos alados, ascendió, rápido como una saeta, hacia las nubes; el monstruo solo podía ver ahora su sombra reflejada sobre la superficie del agua y, con rabia, echando espuma por la boca, se arrojó sobre la sombra. Mas Perseo descendió  ahora vertiginosamente, sentándose sobre la espalda del terrible monstruo, que seguía vociferando con verdadera furia. Perseo sujetó con fuerza su cabeza, que tan pronto extraía del mar como la sumergía de nuevo en las oscuras olas. El monstruo intentaba morder a Perseo, pero el héroe desenvainó su espada y la introdujo más y más en su escamoso cuerpo, hasta que el monstruo se desangró y se hundió hacia lo más profundo del océano.
 Olaya Díaz Martino. 3º de ESO.
 

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