EL CUPIDO DEL SIGLO XXI
Daniel Álvarez Dueñas. Mieres.
Es
indiscutible que estamos en la era de la tecnología, que actualmente lo hacemos
casi todo con máquinas y ordenadores. Existen trabajos que, si nos lo hubieran
dicho hace unos años, a nuestro interlocutor le hubiésemos contestado con un
“¿Tú qué bebiste?” Y sí, sí hay pilotos de dron; y sí, llevan uniforme como un
simple piloto de Vueling. Porque también tenemos compañías de bajo coste.
Y como todo lo
queremos reducir en tiempo, dinero y tamaño, utilizamos los móviles para ligar.
Cuando estábamos escasos de tiempo y ya se nos había pasado el arroz,
recurríamos a agencias de contactos en las que había un montón de dosieres con
fotografías. Esperábamos que las flechas de Cupido nos llegaran al ver una de
aquellas fotos y que tuviésemos un final de cuento feliz. Las empresas vieron
que el ligar se podía convertir en un negocio y comenzaron las agencias de
viajes a ofrecer “viajes para solteros”, “cruceros de singels”. Aquí aún le
dejaban un sitio a Cupido.
Les siguieron los
bares y pubs organizando citas a ciegas múltiples; si no aparecía Cupido, se
tomaban unas copas para ahogarlo.
Pero la jubilación
de Cupido es ya un hecho con la expansión de las tecnologías que han revolucionado
todos los aspectos de la vida, desde el laboral hasta el social, llegando
incluso hasta el sentimental. De un tiempo a esta parte, ha proliferado una
serie de aplicaciones que facilitan el contacto entre usuarios para ligar entre
ellos. Hay de todo tipo y con un público diferente.
Tinder: la
aplicación de referencia en cuanto a ligar se refiere. Principal virtud, lo sencillo de su
funcionamiento. El software propone fotografías a sus usuarios y ya decide si
le gustan o no, demostrando que la imagen es más importante que el propio
perfil. Le han quitado la venda a Cupido y ¿qué ocurre? Que hay un bar en una
ciudad inglesa en el cual, si te encuentras incómodo con tu cita de Tinder, te
acercas a la barra y el camarero, como un “segurata” de toda la vida, acaba con
el problema. ¡No nos podemos fiar de una foto!
¡El amor sigue teniendo que ser ciego!
Happn: se
diferencia de otras aplicaciones en que rastrea la ubicación para después
mostrarte a todas las personas con las que te has cruzado en la vida real. Le
quitamos a Cupido las alas, ya no hace falta que nos movamos por bares y fiesta
para relacionarnos con personas del sexo contrario ahora solo tenemos que
ponernos a cazar pareja igual que atrapamos Pokemons.
Badoo: un clásico.
Hay que rellenar un perfil. Su principal virtud es que cuenta con hasta 200
millones de perfiles en todo el mundo.
Así que, si
queremos encontrar el amor a la antigua, primero tenemos que viajar al monte
Olimpo y convencer a Cupido para que vuelva al trabajo.
4º de ESO.
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