En la República Checa, en los tiempos en los que gobernaba el conde Kresomysl, hubo una discusión entre mineros y agricultores, ya que los primeros tenían más derechos.
El cabecilla de los campesinos, Horymír, fue condenado a muerte por intentar atacar al conde y robarle, para dárselo a sus camaradas labradores.
El día antes de su ejecución, le preguntaron por su último deseo. Horymír respondió que quería, por última vez, dar un paseo con su querido caballo Semík. El preso se escapó dando un salto a lomos del animal desde la ventana hasta el pueblo, cruzando el río y sobrepasando la muralla, como si Semík tuviera alas
Desgraciadamente, lo capturaron. Kresomysl, impresionado por su forma de escapar, le cedió el castillo de Vysehrad y todas sus posesiones. Sin embargo, Horymír donó el castillo a los hortelanos y marchó a recorrer el país para impartir justicia.
El cabecilla de los campesinos, Horymír, fue condenado a muerte por intentar atacar al conde y robarle, para dárselo a sus camaradas labradores.
El día antes de su ejecución, le preguntaron por su último deseo. Horymír respondió que quería, por última vez, dar un paseo con su querido caballo Semík. El preso se escapó dando un salto a lomos del animal desde la ventana hasta el pueblo, cruzando el río y sobrepasando la muralla, como si Semík tuviera alas
Desgraciadamente, lo capturaron. Kresomysl, impresionado por su forma de escapar, le cedió el castillo de Vysehrad y todas sus posesiones. Sin embargo, Horymír donó el castillo a los hortelanos y marchó a recorrer el país para impartir justicia.
Sara Vera Kozel Álvarez (1º de ESO) ha recogido de su padre, Libor Kozel Pisarska, esta hermosa leyenda checa.
Felicidades Sara. ¡ Qué bien escribes! Un gusto leer la leyenda checa que te ha transmitido tu padre.
ResponderEliminarA seguir leyendo y escribiendo. Blanca