Lleva la capucha propia de cuatro días veraniegos.
Tristeza, ensartada en su asiento, con la luces apagadas.
¿Cuál es el nombre de los nombres?
Además para preocuparse no hacen falta amarillos
[sirvientes,
[sirvientes,
nada menos que blancas damas salpicadas de orín y
[corcho.
[corcho.
Enfermado junto a las despreocupaciones, y el alcohol
fruncido sobre ramas humanas, y el sillón, y el café.
Por cada Invierno se cuenta un segundo.
Ahora me sobra el agente contaminado, y me apena.
Lloraré cuando me ofrezcan sus orejas en un plato,
y alas partidas de patos y góndolas del río.
Un ciervo a modo de jabalina furiosa.
Brutales decisiones encauzadas,
pero la seguridad del abismo recae nuevamente,
haciéndose a sí mismo ganzúa triangular para esa entrada.
Vértice sensible, vértice domado, vértice sin el báculo
que todas las noches guardaba Tristeza tras veinte papeles.
La verdad, indecisa y diferente, anhela, se destruye.
Al segundo del mediodía no habrá puerta alguna,
pues se han acabado hace rato los comensales.
Perpetuidad en las montañas revertidas,
revestidas con faldones de época y largos.
¿Cuál es el nombre de los nombres?
Lleva la capucha propia de cuatro días veraniegos.
Samuel Ruibal Rosón
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