"LLa lengua nace con el pueblo; que vuelva a él, que se funda con él, porque el pueblo es el verdadero dueño de la lengua". Miguel Delibes a lengua nace con el pueblo; que vuelva a él, que se funda con él, porque el pueblo es el verdadero dueño de la lengua". Miguel Delibes

lunes, 3 de junio de 2019

BIOGRAFÍA DE LUDIVINA SÁNCHEZ PÉREZ


Mi abuela se llama Ludivina Sánchez Pérez. Nació el 19 de julio de 1941 en Nava del Rey, provincia de Valladolid. En su familia eran nueve personas, incluyéndola a ella; mi abuela era la cuarta de entre cinco chicas y dos chicos. 


El nombre de la madre era Isidora Pérez Vai, quien trabajaba de ama de casa y de modista, cosía para gente de fuera. Su padre se llamaba Daniel Sánchez Manjarres y era granjero, pues él cuidaba vacas, lo que le permitía vender leche.

A los cinco años vino a Asturias donde, al año siguiente, empezó la escuela en el colegio de las monjas en Figaredo. Allí tan solo podían estudiar catecismo, geografía y matemáticas. Desgraciadamente solo pudo recibir clase hasta los once años de edad, debido a que tuvo que marchar a Nava del Rey para cuidar de sus abuelos. 

Cuando era pequeña, a lo que más jugaba era al cascayu, que consiste en lanzar una pequeña piedra a los distintos rectángulos. Se lanza primero al cuadro más cercano y después a los siguientes, tratando de empujar los otros con el pie e ir a la pata coja. Pisar o dejar la tángala sobre una de las rayas significa que, para quien comete tal acción, pierde el juego. También pierde el jugador o jugadora que no lanza la piedra al cuadro adecuado, la deja sobre una de las rayas o pisa una de estas. Además también solía jugar a la Tula o al Pilla-Pilla.

Cuando mi abuela era joven, no disponían ni de radio ni de televisión, ni siquiera de periódicos. Por otra parte, leían muchos libros de religión que les prestaban las monjas, los cuales tenían que tratar con mucho cuidado.

Ella empezó a trabajar a la temprana edad de 13 años como sastra en Asturias, pues cosía chaquetas y pantalones de varón, pero no de mujer. Esto fue debido a que su cuñado era sastre y ella cosía para él. Estuvo en este oficio durante 14 años, hasta los 27, debido a que después de casada todavía cosía. Por otro lado, a lo largo de su vida ha trabajado y sigue trabajando como ama de casa, lo que le impidió trabajar fuera de ella.

Se casó a los 21 años, con mi abuelo Raúl García García.  Al año y medio de casarse tuvo a su primer hijo, Raúl García Sánchez. Llegó a tener siete hijos, tres niñas y cuatro niños. El último lo tuvo bastante tarde, cuando ya tenía 40 años.

 
Estuvo viviendo en diferentes lugares durante su juventud: Figaredo, Reicastro, y por último, vino a Mieres, donde ya lleva viviendo 46 años. El hecho de que cambiara tanto de localidad fue debido a que su marido, mi abuelo, trabajaba fuera.

Lo que recuerda con más cariño fueron los momentos en los que tuvo a sus hijos e hijas. Aunque no lo parezca, ella no recuerda nada con odio. Esto es algo que me alegra contar sobre mi abuela pues mucha gente se queja de lo que tiene en la vida, sin embargo, ella siempre mira la parte positiva de todo lo que le pasa por muy malo que parezca.


  
No puedo contar cómo es ahora el pueblo en el que se crio mi abuela debido a que yo nunca he ido y ella hace mucho tiempo que no va, por lo que no sabe cómo está ahora. No obstante, sí os puedo hablar del cambio que ha tenido Figaredo. Según me ha dicho mi abuela, este lugar ha perdido mucha población, hasta llegar al punto de quedarse con poca gente. Por otra parte, sigue siendo un sitio muy bello para visitar.

 
En definitiva, la vida de antes no se parecía en nada a la de ahora, pues era muy difícil que las mujeres no fuesen amas de casa, las familias eran muy numerosas, los padres no conseguían dinero suficiente, la mayoría de la gente vivía en condiciones precarias… Por otro lado, nuestras abuelas han conseguido pasar esos tiempos tan duros y formar unas familias.

Paula Flores García. 2º de ESO

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