"LLa lengua nace con el pueblo; que vuelva a él, que se funda con él, porque el pueblo es el verdadero dueño de la lengua". Miguel Delibes a lengua nace con el pueblo; que vuelva a él, que se funda con él, porque el pueblo es el verdadero dueño de la lengua". Miguel Delibes

sábado, 17 de octubre de 2015

SUEÑOS DEL PASADO

     El niño con el pijama de rayas es la historia de dos niños: Bruno, hijo de un comandante de la Gestapo; y Shmuel, un niño judío que malvive apresado dentro de un campo de concentración. Un relato conmovedor y terrible a la vez, que muestra lo mejor y lo peor del  ser humano, a través de los juegos inocentes de dos niños.
 
     Estoy tranquilamente sentada en el sofá leyendo y en el momento en el que Pavel, el médico polaco prisionero y ayudante de cocina en la casa del comandante, está curando las heridas de Bruno, oigo cómo suena el timbre de la puerta de mi casa. Abro y veo a una mujer vestida de otra época, puede que de los años cuarenta.
     Me pregunta por mi madre porque necesita hablar con ella para pedirle ayuda. Mi madre no comprende lo que la mujer le pide. Parece desorientada, habla de un marido tirano, de soldados, de un campo de prisioneros. Se sienta junto a ella y charlan mientras toman un té. 
     Yo bebo un sorbo, vuelvo al sofá y sigo leyendo. Me da un poco de sueño y despierto junto a un gran piano de cola, en un salón enorme. Dos hombres junto a la ventana discuten en un idioma que no entiendo, tal vez alemán. Una muchacha joven, morena y con la nariz un poco aguileña, me habla en polaco y puedo entender lo que dice. Me manda que la ayude a lavar las alfombras. Al mirarme en el gran espejo del comedor no me creo lo que veo. ¡ Llevo puesto un vestido negro con una cofia y un delantal blanco!.
     Rapidamente me doy cuenta de lo que pasa y tengo una gran sensación de rabia. Soy una de las criadas de un comandante de la Gestapo, puede que uno de los responsables que encerraron a familiares míos en campos de concentración, desnutridos y tratados como si fueran bestias, trabajando hasta desfallecer.
     
     El sonido cotidiano del televisor me despierta. Estoy agarrotada, así que me levanto y veo a mi madre recoger dos tazas de té. 

Sara Vera Kozel Álvarez. 2º de ESO
 




1 comentario:

  1. Sara, qué bien escribes. Encuentras las palabras justas y nos metes a los lectores en la historia. No es fácil construir bien un relato y tú lo haces. Felicidades.
    Blanca Núñez

    ResponderEliminar