Si un niño llega hasta ustedes, si
este niño ríe y tiene cabellos de oro y nunca responde a sus preguntas,
adivinarán en seguida quién es. ¡Sean amables con él! Y comuníquenme rápidamente
que ha regresado. ¡No me dejen tan triste!
Final de El principito, de
Antoine de Saint-Exupéry
Hola,
aviador:
Te escribo para contarte que he visto al principito. El
encuentro ha sido muy raro. Yo estaba dando un paseo por el parque. De pronto,
un niño me cogió la mano y me pidió que le dibujara un aviador. Se lo dibujé, y
antes de que le pudiera preguntar por qué, se echó a llorar diciendo que echaba
mucho de menos a su amigo. Yo le consolé, le di un abrazo y desapareció en la
nada.
A partir de ese momento todas las noches tengo el mismo
sueño una y otra vez; sueño que el principito me pide que le dibuje muebles,
animales, pero siempre me ruega que en
la esquina de cada dibujo haga un aviador. No me atrevo a contárselo a ninguna
persona mayor ya que, al no mencionar las cifras, no me escucharían o me
tomarían por loca. Eres la única persona a quien se lo puedo contar, porque tú
has conocido al principito y sabes lo que se siente cuando se está con él.
Espero poder volver a verle en un lugar que no sea mi mente.
Hasta
luego,
Paloma Labajos Pérez. 2º de ESO
Mui guapo, Paloma, prestóme muncho...
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