El 8 y el 10 de febrero, dos personas (José Luis Fernández Rubio y Mónica Palacios), pertenecientes a ASPAYM (Asociación de Lesionados Medulares y Grandes Discapacitados Físicos) vinieron a dar una charla sobre las barreras arquitectónicas en Mieres. Tuvieron la amabilidad de venir al IES El Batán y explicarnos cómo actuaciones insignificantes y sencillas se convierten en un trabajo muy duro día a día para las personas con discapacidad.
José Luis inició su charla señalando cinco problemas principales que las personas con discapacidad se suelen encontrar al salir del hospital:
- su vivienda no estaba adaptada, por eso, él tuvo que cambiar de domicilio;
- no pudo seguir desarrollando el trabajo que tenía;
- tuvo que cambiar también de vehículo;
- aquellas personas que estaban estudiando ven su vida también alterada;
- y, por último, también se modificó su tiempo de ocio ya que muchos locales de este tipo no están adaptados para personas que van en silla de ruedas.
A continuación, José Luis ya empezó a señalar las diversas barreras arquitectónicas que existen en Mieres. Para hacer la compra diaria se encuentra con escalones que le impiden la entrada a los supermercados ya que de los 11 que existen en Mieres, solo 4 son accesibles.
No hay ninguna instalación deportiva preparada para personas con discapacidad porque o bien no se puede acceder a ellas o los baños no están adaptados. Hay algunas instalaciones que aparentemente sí están adaptadas pero la realidad es que las duchas se encuentran a mucha altura o los asideros de los inodoros se sitúan a un metro (y no a 75 cm., como deberían estar) o todo lo contrario, los lavabos son demasiado bajos.
En cuanto al transporte, es imposible llegar a la estación de tren debido a la enorme inclinación del puente de Siana. De las tres líneas de autobuses privados que hay en Mieres, ninguna cuenta autobuses adaptados. Respecto a los taxis, sí podemos sentir orgullo porque Mieres, en proporción de habitantes, es uno de los municipios de España con más taxis adaptados: cinco monovolúmenes y dos furgonetas.
En el día a día, José Luis se encuentra con obstáculos en las aceras, porque en medio de ellas han puesto terrazas (muchas más desde la ley antitabaco) o los pasos de peatones en los que no hay rampas o son demasiado altas o inclinadas.
Es muy difícil también aparcar el coche porque las zonas reservadas para las personas con discapacidad suelen estar ocupadas por gente que no la tiene.
Debemos mencionar también los colegios públicos que el ayuntamiento decide no reformar justificando que no hay ningún estudiante en el municipio con esta discapacidad.
En el ambulatorio de Mieres Norte, el acceso es a través de unas escaleras a las cuales añadieron una rampa pero esta es tan pendiente que una persona en silla de ruedas no podría subirla sin ayuda alguna.
La mayoría de los cajeros automáticos no los puede usar porque están muy altos. Las farmacias de guardia sitúan sus ventanillas también muy altas.
Es muy difícil, o imposible, beber en las fuentes públicas, o reciclar la basura, o disfrutar de un área recreativa, o ir a los servicios públicos del parque porque en la mayor parte de estas instalaciones se encuentran también obstáculos o impedimentos.
Estas son algunas impresiones recogidas tras la charla:
Ángela Fernández (4º de ESO)
“Algunas personas deben vivir toda su vida en una silla de ruedas. Por eso, yo me pregunto: ¿qué nos costaría pensar un poco más en ellas y hacerles la vida más fácil?.
A mí, personalmente, lo que más me llamó la atención fue escucharlo decir cómo algo tan aparentemente sencillo como desplazarse en autobús, en tren o en avión, para él es muy difícil y, sobre todo, muy costoso.
Por todo esto, creo que José Luis nos ha abierto los ojos y nos ha hecho ver que no todo es tan fácil como lo vemos así que, desde aquí, le doy las gracias por esta charla y por compartir con el alumnado del IES El Batán la vida que tienen las personas con discapacidad.”
Deva Álvarez (4º de ESO):
“Gracias a la charla de José Luis me di cuenta de que esta sociedad no hace casi nada por la gente que tiene movilidad reducida. Pero lo que más me impactó de todo esto es que, a veces, en ciertos edificios o establecimientos se construye un acceso específico para la gente con discapacidad y no lo hacen con la intención de facilitarles la vida sino porque los obliga la ley.”
Borja González (4º de ESO):
“Desde mi punto de vista, la charla estuvo muy entretenida y José Luis nos enseñó que, si construimos algo, no solo pensemos en nuestro propio uso sino en el de todo el mundo.”
Yaiza Toledano (3º de ESO):
“Con esta visita, José Luis nos hizo reflexionar y creo que todo el mundo se merece disfrutar de la vida sin ninguna barrera de por medio que te lo impida”
Ylenia Díaz (4º de ESO)
“Creo que la vida de estas personas ya es lo bastante difícil para que todavía la hagamos más y no puedan ir libremente por la calle.”
Christian Bringas (4º de ESO)
“José Luis nos contó que, como la mayoría de supermercados tienen escalones en la entrada, para algo tan simple como comprar el pan tiene que pedir ayuda a las cajeras o a alguna persona que entre en ese momento. La verdad que tener que hacer eso todos los días no debe de ser muy agradable.”
Alba Hidalgo (3º de ESO)
“Yo creo que deberíamos facilitarles la vida, y los que mandan, quitar las barreras arquitectónicas que impiden que las personas discapacitadas hagan una vida normal. Cuando José Luis marchó, yo me di cuenta de que él había podido subir al aula de usos múltiples, por lo tanto, El Batán ha dado un pequeño primer paso.”
Noelia (3º de ESO)
“José Luis nos dijo que los centros educativos también tienen barreras, excepto el nuestro. Pero yo le encuentro una: en la entrada principal hay una pequeña elevación de medio centímetro que es lo único malo. También encuentro que nuestro instituto no está adaptado: los baños no están construidos para personas discapacitadas e ir al polideportivo tiene dos obstáculos: para acceder al patio, hay que subir un pequeño escalón y, luego, a la entrada del gimnasio, hay otro escalón.”
Álvaro Flórez (4º de ESO)
“En mi opinión, la situación irá mejorando de aquí a unos años, sobre todo, gracias a las reivindicaciones de este tipo de asociaciones, que no solo plantean quejas ante los políticos sino que también ayudan a que todas las personas reflexionemos acerca del problema de la discapacidad.”
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