Una avería en la jaula deja atrapados a 49 mineros en el pozo Nicolasa.
Un 3 de mayo de 2001, 49 mineros quedaron encerrados
en una jaula durante nueve horas, en el turno de noche. Entre ellos, mi padre.
Eran las doce y diez de la noche cuando la jaula que
les bajaba al interior del pozo quedó bloqueada entre la tercera y la cuarta
planta.
Los encargados de mantenimiento intentaron en varias
ocasiones desbloquear el freno pero no lo consiguieron y, pasadas las cuatro de
la madrugada, dieron aviso a la Brigada de Salvamento Minero.
Se vivieron momentos de inquietud, nervios y miedo.
Lo primero que hicieron fue tirar unas mantas térmicas a la trampilla de la
jaula y que así pudieran mitigar el frío.
A las 5:30 de la madrugada, el equipo de salvamento
llegó al techo de la jaula rapelando, ayudándose de arneses y poleas. Fue como
un rescate de montaña pero bajo tierra. Uno a uno, les fueron colocando los
arneses y subiendo a la tercera planta. Los primeros en salir fueron los más
afectados por nervios y crisis de ansiedad.
Una vez situados en la tercera planta y en grupos de
diez, salieron a la superficie por un pozo auxiliar. El último minero rescatado
veía la luz a la 9:15 de la mañana.
Varios de los 49 mineros atrapados tuvieron que ser
atendidos a causa de la ansiedad, los nervios y el frío. Muchos necesitaron
tranquilizantes. Lo mejor es que no hubo que lamentar víctimas.
Ahora mi padre, al recordar ese momento, se siente angustiado por
todo lo que pasó. El frío, la inquietud, el desasosiego…Todas las
emociones en una sola noche.
Lucía Fernández Rodríguez. 2º de ESO
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