Durante la guerra civil, una señora que se llamaba
María vivía, junto con su esposo y sus dos hijas, en un pueblo de Turón.
Un hermano de María que trabajaba en la mina
pertenecía a un sindicato y, como en la guerra no estaba bien visto, lo querían
meter preso. Entonces María lo escondió en el sótano de su casa y allí estuvo
años.
Un primo lejano bajó un día a Turón, al cuartelillo
de la Guardia Civil, y denunció dónde estaba escondido. La Guardia Civil se
presentó en casa de María y, delante de ella y de sus hijas, lo fusilaron. A
María la obligaron a cavar una tumba y lo tuvo que enterrar delante de la casa.
Todavía hay las marcas de las balas en la puerta y en
la tumba hay un cerezo que María plantó.
Sergio Osorio Fernández. 2º de ESO
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