Pero vamos a aquellos días en los cuales, cuando aún era un
ser vivo como vosotros, estudiaba el arte de la brujería, la magia y me
apasionaban las pequeñas especies que vivían en todo el mundo.
Un día, mi maestro de las oscuras artes de la brujería me llevó
a la última excursión de mi vida en ese mundo.
Me enseñó a los guls, apestosas criaturas que viven entre la
corteza de los árboles, bondadosas si no las molestas.
Esa fue la primera criatura que me enseñó y en verdad la más
tranquila. Luego me enseñó otro tipo de criaturas que solo y únicamente salían
por la noche: hombres lobo, gárgolas, monticoras... Son demasiadas para poder
nombrarlas.
Una noche, en el campamento, mi maestro dijo:
-Necesitamos
encender un fuego.
-¡ Yo iré! -le grité en ese momento.
Luego me adentré en el bosque y nunca más supe regresar.
Manuel Sanz
Cavielles. 2º de ESO
Me encanta tu relato, Manuel. Tienes que continuar, me has dejado con las ganas de saber qué pasó en el bosque...
ResponderEliminar¡Buen trabajo!